“Las
grandes oportunidades para ayudar a los demás rara vez vienen, pero las
pequeñas nos rodean todos los días”
-Sally Koch.
Ayudar a cruzar la calle a una persona no vidente, proteger a un niño
más pequeño, regalar los juguetes y la ropa que ya no usas a los niños
necesitados, consolar a quienes sufren o colaborar con los demás son algunas de
las actitudes solidarias que suelen surgirnos espontáneamente.
La palabra solidaridad proviene del verbo “solidar”; significa unir, conectar, soldar, hacer fuerte. Esta acción
es la que en realidad buscamos con actitudes solidarias. Buscamos unirnos, conectarnos,
hacernos más fuertes, en fin… consolidarnos como personas.
Muchas veces estamos demasiado preocupados por nuestros propios
problemas como para ver el dolor y el sufrimiento ajeno. Pero cuando
descubrimos que un semejante necesita de nuestra ayuda, acudimos sin esperar
nada a cambio. Al ayudar a otros nos ayudamos a nosotros mismos, porque
colaborando para superar las necesidades de los demás, superamos día a día
nuestra capacidad de dar.
"Al ser solidarios, creamos y afianzamos
el vínculo que nos une a nuestros semejantes".
Una de nuestras características como seres sociales y culturales es la
de reconocernos como miembros de una gran comunidad, la comunidad humana. Quizás
por ello, nada de lo que le sucede a un semejante debe sernos totalmente ajeno.
Es natural que todo lo que le pasa a los demás nos despierte algún sentimiento,
nos genere alguna actitud.
Si cuando caminas por la calle de tu barrio ves a un niño que pide
limosna y miras para otro lado, ese niño no dejará de existir porque tú no lo
mires. Con tu indiferencia nada cambiará. Es probable que no tengas dinero para
ayudarlo o que pienses que porque tú l des algunas monedas no dejará de ser
pobre, que con eso no basta… que aunque lo ayudes un día no lo podrás ayudar
siempre, que puedes ayudarlo a él, pero no podrás hacerlo con todos los
mendigos.
Es cierto, también, que la responsabilidad de que todas las personas
tengan cubiertas sus necesidades para llevar una vida digna es de los
gobernantes del país en que vives, pero es tu deber mantener abierto tu corazón
y colaborar generosamente en la medida de tus posibilidades.
"No importa cuánto es lo que tú puedes
hacer por los demás, lo importante es que hagas todo lo que puedas".
A menudo nos enfrentamos con tareas que parecen demasiado grandes y
sentimos que solo no podemos con ellas. Pero si apelamos a la solidaridad,
veremos cómo lo que parecía imposible de lograr se transforma en algo sencillo
y simple cuando el trabajo es en equipo. Pero sumar los esfuerzos no es una
cuestión matemática, porque no siempre dos personas pueden hacer el doble que
una. A veces, dos personas o más logran lo que una sola jamás podría.
Si nos acostumbramos a las bondades del trabajo solidario, es decir, a
hacerlo entre todos asumiendo la responsabilidad de sentirnos parte, cualquier
tarea resultará menos pesada. Por lo tanto, al poner cada uno lo mejor de sí en
una acción colectiva, las cosas no sólo serás más fáciles, sino que también
saldrán mejor, porque se aprovecharán con mayor eficiencia los esfuerzos
individuales.
Es importante abandonar resquemores, no tener vergüenza de pedir ayuda,
superar egoísmos y recordar el dicho popular que dice: “Hoy por ti, mañana por
mí”. Cuando actuamos de esta manera nos sentimos seguros y protegidos, pues sabemos
que siempre hay manos solidarias que presentan ayuda desinteresadamente a favor
de los demás… ¡A favor de todos!
"Casi nada es imposible si sumamos
nuestros esfuerzos para hacer el bien".
Desde estos fundamentos, durante el mes de Abril organizamos la Campaña
de Alimentos para Caritas San Francisco Solano, Diócesis de San Miguel.
¡Estamos muy contentos con los resultados!!! Recolectamos:
- 26 paquetes de polenta.
- 6 cajas de leche.
- 31 paquetes de fideos.
- 30 paquetes de azúcar.
- 16 paquetes de arroz.
- 14 paquetes de harina.
- 10 productos enlatados.
- 32 cajas de puré de tomate.
- 2 paquetes de yerbas.
- 3 paquetes de postres.
En los últimos días, ¡se siguieron sumando paquetes!
Además se recaudó para la compra de medicamentos $3000 en efectivo. La señora
Patricia, Coordinadora de Caritas, nos pidió que entregáramos el efectivo para
sostener estas compras.
¿Competir o compartir?
Lamentablemente, hay quienes piensan en la competencia y la cooperación
como dos conceptos irreconciliables y opuestos. Pero todo depende del
significado que le demos a “competir”.
Si lo asociamos a la idea de “contienda” o “enfrentamiento” entre dos
adversarios que persiguen un mismo fin o se disputan algo, indudablemente son
contrapuestos.
Pero si consideramos a la competencia como el estímulo para lograr una
meta o fin, y observamos a los competidores como personas que intentan hacerse “competentes”
para lograr su objetivo, entonces la contradicción desaparece, porque se borra
la rivalidad. En estos casos, el desafío es con uno mismo, con el fin de
mejorar las propias aptitudes. Para lograrlo, es necesario contar con la experiencia
de los otros, valorarla y compartir los objetivos con quienes buscan idéntico
fin.
Cuando esto sucede, competencia y cooperación se vuelven
complementarias: cuanto mejor le vaya a mi competidor, mayor será mi desafío. Rehusar
a la competencia o practicarla de manera desleal es renunciar a la búsqueda de
ser mejores cada día.
"En toda sana competencia, los
participantes son socios, no rivales, pues se ayudan mutuamente a superar sus
limitaciones".
Nuestro desafío para esta Campaña en EP fue: Juntar un alimento o más
por alumno, juntar alimentos por la totalidad de alumnos, por curso o más. Los cursos
que cumplieron con este desafío fueron:
- Turno Mañana: 2º A y 6º A.
- Turno Tarde: 5º B.
¡Felicitaciones!!!
La semana del 15 de Mayo entregaremos lo donado a Caritas San Francisco
Solano.
En Mayo organizaremos otra Campaña.
Equipo Directivo
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